El 26 de febrero de 2023 se oficializó la inscripción de la Semana Santa en Guatemala como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad

Tesoros de Devoción: Semana Santa en Antigua Guatemala

Alejandro Gago

En las antiguas calles empedradas de Antigua Guatemala, cada Semana Santa, un espectáculo de fe y devoción cobra vida a través de las procesiones que recorren la ciudad. Este evento anual se convierte en una manifestación única de la cultura guatemalteca, donde la tradición se entrelaza con la espiritualidad en un despliegue de color, música y fervor religioso.

Desde los días previos al Domingo de Ramos, la ciudad se prepara para recibir a miles de fieles y turistas que llegan para presenciar este evento extraordinario. Las calles se adornan con arcos de palma y flores, mientras que los vecinos se dedican a la elaboración de alfombras de aserrín pintado, verdaderas obras de arte efímeras que adornan el paso de las procesiones.

La espera termina cuando, al atardecer del Domingo de Ramos, la primera procesión sale de una de las numerosas iglesias coloniales de la ciudad. Es un desfile de imágenes religiosas, cada una cuidadosamente tallada y adornada, llevadas en andas por los cucuruchos, devotos vestidos con túnicas moradas o blancas, según la cofradía a la que pertenezcan. El sonido de las campanas y la música de las marimbas acompañan el lento avance de las imágenes, mientras los espectadores se arrodillan y hacen reverencias al paso de las figuras sagradas.

La magia de las procesiones en Antigua Guatemala se extiende más allá de las imponentes imágenes religiosas y las alfombras de aserrín. Cada paso de las procesiones está impregnado de simbolismo y significado, transmitiendo enseñanzas ancestrales que se han transmitido de generación en generación. Las escenas bíblicas representadas en las andas y los altares callejeros no solo cuentan la historia de la Pasión de Cristo, sino que también conectan a los fieles con sus raíces y su identidad cultural.

A lo largo de la semana, diferentes procesiones suceden, cada una con su propia atmósfera y significado. El Miércoles Santo, la procesión del Señor Sepultado recorre las calles en silencio, marcando el luto por la muerte de Cristo. Las calles se iluminan con velas mientras los fieles caminan en penitencia, recordando el sacrificio redentor.

El punto culminante llega el Viernes Santo, con la procesión del Santo Entierro. Esta es la más solemne y conmovedora de todas, con una atmósfera de tristeza y reflexión. La imagen de Jesús crucificado, envuelta en luto y flores, es llevada en un imponente anda de madera adornada con ricos bordados. El cortejo avanza lentamente, mientras la multitud sigue en silencio, con el corazón lleno de devoción y respeto.

Pero no todo es solemnidad; también hay momentos de celebración y alegría. El Domingo de Resurrección, la ciudad se llena de vida con la procesión de la Resurrección, donde la imagen de Cristo resucitado es llevada en triunfo, acompañada de música festiva y fuegos artificiales que iluminan el cielo nocturno.

Los preparativos para las procesiones comienzan meses antes, con artesanos y cofradías trabajando arduamente para asegurar que cada detalle esté perfectamente cuidado. Las imágenes religiosas se limpian y restauran, las túnicas se confeccionan con esmero y las bandas de música ensayan sus melodías. Todo este esfuerzo se ve recompensado cuando las procesiones salen a las calles y son recibidas con reverencia y admiración por parte de la comunidad.

Así, entre momentos de recogimiento y jubilo, las procesiones de Semana Santa en Antigua Guatemala se erigen como una manifestación única de la fe y la tradición de un pueblo que, año tras año, renueva su compromiso con su religión y su historia.

Al finalizar la Semana Santa, cuando las procesiones regresan a las iglesias y las calles vuelven a la normalidad, queda en el aire un sentimiento de gratitud y renovación espiritual. Las experiencias compartidas durante estos días sagrados perduran en la memoria de quienes las vivieron, recordándoles la importancia de la fe, la tradición y la comunidad en sus vidas.

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